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ESCUELA Y FAMILIA UNA ALIANZA NECESARIA

La educación de nuestro país tiene muchos problemas por resolver y debemos empezar a darles solución si de verdad queremos lo que últimamente se está repitiendo con insistencia: un cambio educativo. La relación familia-escuela es uno de los temas que más me preocupan y tengo mis motivos. En la actualidad existe una gran desconfianza y recelo entre padres y docentes. Algo que, por desgracia, es cada vez más intenso y generalizado. Un gran número de padres (no todos) creen que la culpa de lo que ocurre con sus hijos y el mal funcionamiento del sistema educativo lo tiene la escuela y, al mismo tiempo, muchos profesores (tampoco todos) creen que la culpa de cómo están los niños es de sus padres por la educación que les están dando.

Es urgente y necesario que tales recelos y desconfianzas vayan desapareciendo y consigamos una colaboración estrecha y animosa entre la escuela y la familia. Para que esto ocurra, tenemos que poner todos de nuestra parte prescindiendo de nuestros egos personales y actuando con humildad. Debemos tener muy presente que no podemos hacer cada uno la guerra por nuestra cuenta, mirando hacia otro lado, pues al final lo que sucede es que de esta batalla diaria siempre salen perdiendo los mismos: nuestros hijos y alumnos.

No podemos malgastar tiempo y energías en mantener un conflicto continuado que nos está encerrando en un callejón sin salida. Tenemos que esforzarnos para salir cuanto antes de este callejón y solucionar el problema de las relaciones familia-escuela que nos está generando otros mucho mayores. Es difícil solucionar este problema si estamos siempre esperando a que “sea el otro” el que cambie. Los padres quieren que los profesores cambien y, al mismo tiempo, los profesores quieren que sean los padres los que cambien. Y yo me pregunto, ¿por qué no ponemos de nuestra parte y cambiamos todos? Creo que es el camino. No podemos quedarnos atrás.

Padres y docentes, docentes y padres tenemos que empezar a trabajar día a día desde el mismo bando, remando en la misma dirección y sentido. Es inevitable: jugamos TODOS en el mismo equipo, no nos metamos goles en la propia portería. Para que esto ocurra, es necesario que nos centremos en buscar formas y fórmulas de participación, vías de colaboración, puntos de encuentro, etc. Poder colaborar será el resultado de un trabajo conjunto. Es cierto que ya existen algunas formas establecidas de participación como son las AMPAS, los Consejos Escolares, las tutorías, las Escuelas de Padres… Deberíamos empezar a replantearnos su verdadera utilidad y el sentido que les estamos dando. Si no funcionan o no sirven, tendremos que buscar nuevas fórmulas o vías de colaboración acordes al mundo en que vivimos.

Estoy convencidísimo de que muchos padres (la gran mayoría) quieren colaborar con la escuela de sus hijos pero no saben de qué forma hacerlo para que esta colaboración sea útil y efectiva. También una gran parte del profesorado de nuestro país quiere que las relaciones con las familias de sus alumnos sean más cercanas y amistosas. Por tanto, si unos y otros queremos es algo que tenemos a nuestro alcance aquí y ahora: entre todos debemos promover ese acercamiento, esa aproximación entre la familia y la escuela. Existen estudios de referencia que demuestran la necesidad de que esto sea una realidad. Veamos alguno de ellos:

“Cuando los padres se implican en la educación de sus hijos en casa, estos tienen mejores resultados en la escuela. Y cuando los padres se implican en la escuela, los niños permanecen más tiempo dentro del sistema educativo, y las escuelas lo hacen mejor” (Henderson & Berla).

“El alejamiento de la familia respecto de la escuela favorece el fracaso escolar”.

Como puedes comprobar es mucho lo que nos jugamos en esto. Tenemos la obligación de convertir la escuela en un espacio de cooperación y colaboración entre el profesorado y las familias. Por tanto, te invito a que sigas este blog y leas mis próximos artículos donde compartiré contigo ideas encaminadas a mejorar la participación, la colaboración y poder contribuir a un acercamiento entre la familia y la escuela para formar un auténtico equipo educativo generador de ese cambio educativo que tanto anhelamos. Te animo a que compartas este artículo si te ha resultado interesante y crees que puede ser de utilidad. Muchas gracias de antemano.

“La escuela no puede educar sin los padres y los padres no pueden educar sin la escuela” 
José Antonio Marina

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